sábado, 27 de agosto de 2011

Luces de neón, Paint it black.

(**En la parte inferior del relato encontraran los temas citados, para mi gusto todos magníficos , aportan parte importante en la esencia de la historia).

 
       Del viento y la lluvia se alimentan las almas tristes y taciturnas que vagan melancólicos por los callejones de la ciudad. Engañan la melatonina de su cuerpo bañando sus pupilas en luces de neón. Neones, malos whiskys y  bares de dudosa reputación; medicinas del doctor noche para sus insomnes criaturas de oscuro corazón. Abrigado del viento, con gabardina y sombrero, se adentra en el callejón. Al fondo la puerta del último antro abierto de toda la ciudad. Siente, más bien huele, los restos orgánicos  de lo que a primera hora de la madrugada fue un hombre. Llovía y venteaba con fuerza. Al lado de la puerta un gato, pelaje negro azabache, ojos rojos, mirándole fijamente .Sacó un zippo del bolsillo interior de la gabardina, cubriéndose con el sombrero borsalino de la lluvia, se encendió un “filter” sosteniéndole la mirada al félido. Se acercó a la puerta, con alguna que otra caries encima de esta está el cartel luminoso: "Ent_r to ParaD_sE" .Espantó al felino con un amago de patada  y llamó a la puerta.

      Llovía con más fuerza. Tronaba. El cielo rugía, se volvía violetaceo y oscuro a intervalos cada vez más cortos. Volvió a tocar la puerta .Escuchó un ligero zumbido, provenía de una cámara de seguridad instalada en la azotea. Nadie respondía. Se abrió una mirilla , dos ojos y una ceja le preguntaron : ¿Qué quieres?-Entrar-dijo clavando la mirada en la ceja fruncida.-¿Tienes invitación? -Don dinero me invita a una copa.-Sacó un fajo bastante grueso del mismo bolsillo donde guardaba el zippo.
Se abrió la puerta. No solo eran dos ojos y una gran ceja, era sin dunda pariente cercano de Polifemo, gigantesca mole de músculos y tendones. Al pasar por su lado se sintió minúsculo, pero no intimidado, la propina suministrada garantizaba su seguridad  aquella noche,le dio un toque en el hombro y se adentró con  una sonrisa burlona.

       Una vez pasado al gigante, guardián del metal insomne, la recepción. Tras el mostrador una mujer  de melena rubia, ojos verdes pardos, escote generoso y voz melódica. Le invitó a hacer uso del guardarropa. Se negó. Las escaleras, situadas a la derecha de la recepción, penetraban en las entrañas del subsuelo y una tenue luz roja resplandece por el reborde inferior de la puerta -"paraíso", ya veremos...-el suelo era en su totalidad una gran moqueta estampada de leopardo albino a manchas negras .Conforme baja el vicio se hace patente. Primero la música, sonaba marilyn manson y su tainted love; unos escalones más abajo una densa cortina de humos variados inundaban la atmósfera, si es que se le puede otorgar esa categoría. La luz de los focos giratorios se dispersaba en el humo  y este a su vez en las ondas de los  altavoces, situados en la base de la plataforma del fondo. Encima de ella una mujer contonea su cuerpo con maestría sensual. Clavó la mirada en ella. No la apartó salvo para sortear varios borrachos que se tambaleaban como zombis ansiosos de carne humana. Se sentó en la mesa más cercana al escenario, colocó la gabardina empapada en el respaldo y el sombrero sobre la mesa junto al tabaco y zippo. Aquel ángel de diabólica sensualidad seguía bailando al ritmo de Kid Rock - Cowboy.

       Absorto en el espectáculo, todo le era ajeno y lejano. Las risas, comentarios y silbidos le eran totalmente indiferentes. Sólo existía en ese momento para observar la coreografía de la chica y sus piruetas en la barra americana. Ni siquiera la pelea entre dos cuñados borrachos a más no poder, parada por el mastodóntico portero, pudo con el clímax de aquel derroche de erotismo. Tampoco turbo su concentración el grupo de mujeres, sentadas detrás, chillando a garganta rota con cada movimiento pélvico del boy contratado para despedir a la futura casada. Ni si quiera notó como se llevaban ensangrentado y semiinconsciente a uno de los muchos degenerados sadomasoquistas que frecuentaban-se alegraba de la propina a "Polifemo", y ahora sí era para él- "la entrada al paraíso". Se lamentaba de saber que Kid Rock no podría cantar eternamente su Cowboy.

       El camarero le advirtió por segunda vez -Disculpe señor, está usted en un reservado.-Sacó el fajo mojado de la gabardina y le metió uno de los grandes en el bolsillo de la camisa, pidió una botella de jack daniels y un vaso con hielo. No tardó en estar atendido y rodeado por tres mujeres del local. Le acariciaban, besaban el cuello, mordían el lóbulo. Él  bebía, fumaba, se dejaba querer y disfrutaba del baile. Tampoco para la chica paso inadvertido él.  Jack Daniels , el mejor reservado, tres chicas revoloteando a su alrededor y su mirada penetrante y melancólica no pasaban desapercibido, no señor.  En el instante que ella fijó su mirada en la de él, este le hizo un gesto con el índice, contrayéndolo y estirándolo, y con los labios decía: Ven. Sonaba paint it black de los Rolling Stones. Bajó del escenario con la misma agilidad que se movía sobre él. Se acercó felina, jugando con su espesa melena morena,  relamiéndose el labio superior, contoneando sus caderas metrónomas, hipnotizándolo con sus ojos color miel. No intercambiaron ninguna palabra, todo estaba ya dicho y entendido. Lo agarró por la camisa, el torpemente alcanzo a tomar la gabardina, la botella y el tabaco. Subieron por unas escaleras de caracol a un entrepiso lleno de habitaciones huerfanas de amor y enchidas de sexo. Aquella noche, como rezaba la última canción pintaron la puerta de negro y borraron el sol naciente del cielo.



3 comentarios:

  1. Muy bueno! me ha encantado .

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  2. muy bueno! por casualidad escuchaba mientras leia bring me to life de evanescence, y joooder! pruebalo... jajaja

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  3. Por que no publicas tus relatos en: http://www.bajandoebooks.com.es

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