jueves, 1 de septiembre de 2011

Dias grises.

  
              No es verdad que haya cambiado. No es verdad que sea más viejo, siempre tengo veinte años .Tampoco que me acueste más temprano, si alguna vez lo hago es intentando mantener un pulso titánico contra los efectos del alcohol y los  rayos del alba. Pero todo esto no es verdad. Ahora ando perseguido por la espada de Damocles, es hora de abrir los brazos para abrazar al tiempo y acurrucarlo en las arrugas de los ojos y los surcos memoriales del cerebro. Así pues, es verdad que he cambiado, también soy más viejo, nunca más volveré a los veinte años y me acuesto más temprano, perdiendo el pulso con el ocaso de día. He perdido la inmortalidad y he ganado el temor a la muerte.

             Hoy es uno de esos días grises, neutros, de resaca moral sin resaca .De un dolor de cabeza más allá de lo neurálgico y visceral. Hoy es para cruzar despacio por las calles con la mirada perdida, con la conciencia de no ser nadie; quizás de ser un perro callejero, vagar libremente sin rumbo fijo, sólo instinto y aceras. Pasear con las manos en los bolsillos, la cabeza ligeramente ladeada y el entrecejo levemente fruncido. Hacerse preguntas sin respuestas mientras miras algún escaparate, tan fríos y artificiales: "¿Será esa la definición de ciudad? - fría y artificial”. Sentirse una hormiga obrera en un hormiguero convulso de tiempo y hambriento de dinero. Ser parte de un sistema no elegido a voluntad, de saberse una frágil ridiculez social y cosmológica



                 Entonces es cuando uno ha de elevarse más halla de los rascacielos, de la Estratosfera, sortear con suerte y cuidado la basura espacial de la Exosfera. Saludar tocándose los genitales a lo Michael Jackson a la estación internacional. Tomar impulso en la Luna con un "moon walker" y rebotar más halla de la melena cósmica de Casiopea, utilizar el cinturón de Orión para catapultarse lejos de la Vía Láctea .Contemplar los relieves desdibujados de las nebulosas Águila y Omega. Ponerse en posición fetal para ser fagocitado por un agujero negro y escupido en algún rincón del universo desconocido .Una vez allí romper a reír señalando aquella mota de polvo azul, ríes de la economía, de la política, de la guerra , de la justicia , del ego antropológico , del hombre finito y de su alma eterna . Para después caer de cabeza a la realidad terráquea por alguien desconocido que pregunta la hora.

                  Para estos días creó el hombre las religiones, los psicólogos y los amigos. En el primer caso me dirán que tenga Fe, que el sufrimiento es recompensado con un bien mayor: la eternidad y el paraíso, o bien me hablaran del karma o en su defecto de 40 vírgenes si mato infieles(a gusto del consumidor). En el segundo recetaran algún psicotrópico que me deje medio inconsciente y echaran la culpa a alguna etapa de la adolescencia, la familia o algún deseo oscuro y oculto no satisfecho. En el tercero, la necesidad del compañero es tan antigua como el hombre mismo. Es ahí donde uno se siente parte importante de un sistema, de ser algo para alguien, ser parte de la manada. Además siempre tendrán los amigos esa frase tan simple y acertada: "No te rayes más y vamos a tomarnos una copa". Entonces uno se relaja y disfruta de los placeres simples de la vida. En cualquier caso me harán sentir bien hasta nueva señal del "yo" excretado en los confines del cosmos, riéndose desdentado, plasma humanoide  señalando la mota celeste.